jueves, 25 de junio de 2009
Nuevo despido discriminatorio en Wal-Mart Avellaneda
Jueves 25 de junio de 2009, por Mariano Vazquez
Ramón Sotelo fue despedido sin causa luego de 7 años de servicios por el gigante del mercado minorista mundial. El cuerpo de delegados de la empresa denunció que fue “sin más causa que su compromiso con la lucha que los trabajadores de esa sucursal hemos emprendido hace más de tres años”. También repudió la connivencia del Sindicato de Empleados de Comercio de Lanús y Avellaneda con la empresa.
Ramón Sotelo tiene 48 y un hijo. Trabaja desde hace 7 años en la sucursal Avellaneda de Wal-Mart, primero en la sección Carnicería y a partir de 2004 en Panadería. Está acompañado por Martín Falcón, delegado sindical y Gustavo Córdoba, quien también ha sufrido el despido discriminatorio en 2007 por parte de la compañía de capitales norteamericanos. “La empresa me hace llegar un telegrama en el que dice que prescinde de mis servicios y que pase a cobrar los haberes. Un despido sin causa”, explica a ACTA Sotelo. Esta actitud llevó al cuerpo de delegados al presentar las respectivas denuncias en el Ministerio de Trabajo, el Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (Inadi) y la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys).
Oriundo de Corrientes, Sotelo migró a Buenos Aires hace 10 años: “Entré a Wal-Mart el 19 de abril de 2002; primero estaba en Carnicería, yo atendía el mostrador y hacía especialidades a la venta. Dentro de Wal-Mart Capital y Gran Buenos Aires se hace competencia entre mercados y el producto que elaboraba yo -especialidades en brochet, carne, matambre, pollo, milanesa, parrillada, albóndigas- salió primero en la venta. A raíz de ésto creció mucho la venta y los jefes me empezaron a presionar, me decían `dale, movéte muerto´, `mové la concha´; así comenzó el maltrato hacia mí, incluso repositores externos que escuchaban eso me decían que cómo podía soportarlo, que no lo podía permitir”, relata.
“También empezaron a mandarme a otros sectores, a hacer tareas de limpieza que nunca se habían hecho; entonces, me fui a recursos humanos y hablé con el gerente del sector, a quien le planteo la falta de respeto y le digo que si yo no hago mi trabajo que me sancionen o me aperciban pero que no me falten el respeto porque yo no se lo falto a nadie. Y el me contestó que ese `es el lenguaje de los carniceros´ y me salió con preguntas intimidantes de que `¿cuántos años tiene?´, `¿tiene hijos?´ y yo le dije que si quería saber de mi vida personal vaya a mi legajo. Entonces recurrí otros gerentes. Pero lo que hicieron fue cambiarme de sector. Pero yo les dije `ustedes me citan a mi como el victimario y yo soy la víctima, yo no quiero cambiarme´, pero tuve que aceptarlo y fui a Panadería en 2004. Después me empecé a involucrar en el cuerpo de delegados y a participar en las reuniones”, enumera Sotelo.
Tendencias valorativas
Una de las políticas de Wal-Mart es la de evaluar anualmente a sus empleados. Una mala valoración por parte de la empresa puede conllevar al despido. Desde el cuerpo de delegados explicaron que no se hace con especificaciones técnicas sino que queda a criterio del jefe de sección y que incluso se inventan excusas para echar a trabajadores conflictivos.
Al respecto Gustavo Córdoba, trabajador de Wal-Mart Avellaneda, que tiene el raro “privilegio” de haber sido despedido dos veces y obligado a reincorporarlo nuevamente, ya que ambas se hicieron por organizarse gremialmente, cuenta: “En 2006 comienzan una serie de reclamos que rompían el molde del sindicato tradicional, empieza una lucha por mejores condiciones de trabajo y entre los que apoyamos la formación de un nuevo cuerpo de delegados, que realmente defienda la dignidad de los trabajadores, estaba Ramón. Cuando me despiden a mí en 2007, que la CTA se levanta contra eso, se denuncia en la agencia y en el periódico, seguramente él seguía en la lista pero la información pública dilató la cuestión, no tenían margen para echarlo, pero si de perseguirlo, maltratarlo, ya el año pasado se enfocaban en él, qué hacía, con quién hablaba”. Y amplia: “Los directivos son corporativistas, no tomaron medidas para corregir la persecución que sufría. En diciembre, después de la participación de Sotelo en asambleas el gerente de sección a quien él había denunciado por maltrato, le hace una evaluación negativa, que es en base a criterios personales y no a un sistema de evaluación técnica, entonces el cuerpo de delegados envío una carta documento a la empresa denunciando eso y ellos dijeron que estaba fuera de las atribuciones, que no tenían que meterse porque era algo interno”. La carta-documento fue enviada el 19 de enero de este año, la respuesta de la empresa llegó el 2 de febrero y allí comete el desliz de hablar de Sotelo como “activista sindical”.
Para Martín Falcón “queda claro que es un despido discriminatorio hacia el trabajador porque acompañó siempre al cuerpo de delegados, un espacio que no acepta el entreguismo del Secla y cree en la libertad y la democracia sindical. Wal-Mart dice que no discrimina al activista sindical pero despiden al trabajador que está cerca de nosotros y que no tiene ninguna queja por su trabajo, por eso lo despiden sin causa, con el agravante de que el trabajador está por ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo) y se estaba rehabilitando por un accidente de trabajo que le produjo un politraumatismo y una fisura en la mano. Ya está confirmado que le va a quedar una discapacidad en la mano”.
Al respecto Sotelo denunció que “la discapacidad le quedará porque el médico le hizo una mala praxis, tuve que hacer la denuncia a la Superintendencia y esta obligó a la ART a que me de las prestaciones con especialistas. Hoy estoy con licencia médica por la ART y, sin embargo, me mandaron el telegrama de despido”.
De traiciones y abandonos
“La situación de desprotección laboral y las prácticas de persecución sindical implementadas por Wal-Mart, se agrava no solo en nuestro lugar de trabajo sino que se reproduce de manera idéntica en las sucursales del resto del país”, sostiene Falcón y apunta a que el objetivo de nuestra lucha “es ponerle fin a una larga historia de abandono sindical y de abuso patronal que nos condenan a vivir con salarios por debajo de la línea de la vergüenza”.
En el cuerpo de delegados aún persiste la indignación por la respuesta del Secla. “El secretario gremial del la conducción que encabeza, Pedro Orlando Machado, quien a su vez es secretario Gremial del Partido Justicialista de Avellaneda se nos dijo que `no moverían un dedo por el trabajador despedido porque es opositor a la actual conducción y además no está afiliado al gremio”, afirmaron. “Lamentablemente esta respuesta no nos sorprende, se suma a otras traiciones cometidas anteriormente La conducción del sindicato de Comercio de Avellaneda ha resultado funcional a los intereses antisindicales de Wal-Mart”, aseveró